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El Espíritu Santo es un agua gratuita (Isaías 55:1), un manantial que no se acaba, que refresca nuestro corazón, que lo consuela, que lo fortalece, que lo guía.
El Espíritu Santo nos da poder y nos capacita no solamente para obrar milagros sino también para hacer frente a las tentaciones, las decepciones y las aflicciones de la vida.
El Espíritu Santo ha sido prometido para todos los que lo pidan. Dios es un buen padre, el mejor de los padres y él es fiel y siempre cumple sus promesas pídele que te llene de su Santo Espíritu y él lo hará (Lucas 11:13)
Algunos piensan que el Espíritu Santo es sólo los dones que menciona la Biblia en Corintios 12, o que es únicamente el hablar en lenguas, o que estar lleno del Espíritu Santo es llorar o saltar de gozo, todas esas pueden ser manifestaciones que produce el Espíritu Santo, pero él es mucho más que eso, es Dios mismo que viene a habitar en nuestras vidas para guiarlas, llenarlas, consolarlas y darles un poder sobrenatural (Juan 14:15-18).
Es muy probable que tú ya hayas sentido el poder del Espíritu Santo en tu vida, pero por circunstancias diversas te has alejado y el Espíritu Santo se ha puesto triste (Efesios 4:30) y has sentido que ya tu vida no tiene el mismo sabor, necesitas buscar al Señor, volver en amistad con él, volver a buscarlo con todo tu corazón y entonces él derramará sus aguas sobre tu vida (Job 22:21).
Este sábado estaremos pidiendo al Señor que nos llene de su Santo Espíritu y te aseguro que si se lo pides con todo tu corazón él te llenará.
Que Dios te bendiga y te guarde!
Y recuerda que tenemos una cita con el Espíritu Santo este sábado. ¡No faltes!
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