jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Cuánto amo a Dios?

El día de ayer, nuestro hermanito Ezequiel Negrete compartió conmigo este mensaje que fue de bendición para mi vida (y al cual agregué un poquito de mi cosecha). Quiero compartirlo con ustedes para edificación de todos.

Tito 3

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Dios nos sacó de la perdición del mundo por su inmenso a mor que tiene y además se entregó para salvarnos, nos perdonó todo, nos renovó por medio de su Espíritu Santo para que tuviéramos la gran promesa de tener la vida eterna, que algún día vamos a disfrutar si somos fieles a él.

Podemos darnos cuenta que la mayoría de los textos nos llevan a un común denominador: El amor





En el andar cristiano, también debe ser el amor una característica, claro que sin dejar fuera al resto del fruto del Espíritu que nos presenta el apóstol Pablo en Gálatas 5:22-23, todas las características del fruto del Espíritu se complementan para que vivamos una vida agradable a Dios; cada uno de los "sabores" de este fruto nos llevan al amor, pues no podemos estar gozosos si no amamos, ni podemos tener paz sin amor, ni podemos ser benignos o pacientes si no tenemos amor.

Dios es amor y él nos ama, así que la pregunta en la que tenemos qué reflexionar es "¿Cuánto amo a Dios?

¿Habrá alguna manera de medir cuánto amo a Dios? Sí sí la  hay.




Hay un dicho que dice "obras son amores" y un pasaje bíblico que dice "si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15).

Es muy fácil decirle a Dios "te amo", incluso se lo cantamos, pero ¿Qué es lo que estoy dispuesto a hacer por Dios? ¿Qué estoy dispuesto a cambiar en mi vida por amor a Dios? ¿Qué estoy dispuesto a dejar de hacer para agradarle a Él? Estas preguntas nos sirven para darnos cuenta qué tanto realmente amamos a Dios.

Al pensar en el infinito amor de Dios, en que él lo dio TODO por nosotros, podemos ver que nuestro amor hacia él no se compara, pues a veces amamos más una acción que a él no le agrada, una relación de yugo desigual, un programa de televisión que va en contra de las enseñanzas de Dios, un trabajo que no nos deja tiempo para servirle, un juego que nos quita tiempo, etc.

En correspondencia al amor de Dios, valdría la pena hacer un poco de sacrificio y esfuerzo para servirle a Él en lo poco, pero queremos que Él nos dé un ministerio importante, un ministerio de milagros, de multitudes, de sanidades, de profecía, pero no somos fieles en lo poco que ya nos dio, no correspondemos a su amor, no somos cumplidos ¿cómo podemos esperar que nos ponga en lo mucho si hemos enterrado el talento que nos ha dado?

"Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Mateo 25:21

Este día reflexiona y mide con tus acciones y con tu disposición cuánto amas a Dios y hablemos con él y pidámosle perdón porque no le hemos amado con todo nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas y porque no hemos amado a los demás como él nos ha amado (Juan 13:34)

Papito Santo y maravillo, en el nombre de Jesús vengo ante ti en esta mañana para darte gracias por tu amor, por tu sacrificio, por demostrarme día a día que me amas, oh, cuánto me amas, tu amor es eterno, tu amor no tiene límites, es inagotable, infinito y tan grande que no lo puedo comprender, gracias por salvarme, gracias por morir por mí, gracias por derramar tu sangre para limpiar mis pecados y justificarme por tu gracia, gracias por hacerme tu heredero, gracias por la bella promesa de la vida eterna.  Señor, enséñame a amarte, ayúdame a enamorarme cada día más de ti, que cada mañana seas tú mi primer pensamiento, que todos los días tenga el deseo de buscarte y agradarte a ti.  Pon en mi corazón la disposición para hacer todo lo que tú quieras que haga y la determinación para dejar de hacer aquéllo que te desagrada aunque me guste, aunque me duela dejarlo que lo pueda hacer por amor a ti.  Bendice a cada uno de mis amados jóvenes y cada lector de este blog, Señor si te hemos fallado, si no hemos sido fieles en lo poco que nos has dado, si te decimos te amo, pero nuestros hechos no lo demuestran, perdónanos, Espíritu Santo yo te pido que traigas a cada corazón convicción de pecado para que haya un arrepentimiento verdadero por la falta de amor a ti que nuestras vidas han demostrado y te pido que nos llenes más de tu Espíritu y que el fruto de éste sea una realidad en nuestra vida, que vivamos para amarte, adorarte y servirte para que quienes no te conocen conozcan que somos tus discípulos porque te amamos a ti y porque nos amamos unos a los otros.  Gracias Señor.  En el maravilloso nombre de Jesucristo.  Amén.

Que el Señor bendiga abundantemente sus vidas.



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